Antidote à la suffisance
¿Qué es la suficiencia?
Sentirse suficiente, único, diferente,
especial.
¿Qué es ser suficiente?
Soy suficiente. ¿Quién soy?
Puedo ser yo, tener autonomía, valerme por mi
mismo.
Crear, ser autónomo, escribir, publicar.
Ser yo y mi circunstancia.
Echar el ancla. Definirme en mi autonomía.
Yo también quiero un proyecto para sentirme
vivo.
¿Porqué un antídoto a la autosuficiencia?
Vale, porque hay que depender de alguien…
Vivimos en sociedad, etc, etc, etc.
Kirikia
Hoy la puerta estaba abierta.
Mi corazón también como un mar calmo.
Puesta de sol rosada y malva.
Allí en la torre portuguesa me mirabas, tú el
vendedor de especias… el mago de la camisa azul.
Me compraste el alma.
La mujer de rosa con el plato de
porcelana.
Era una heroína cuando sacaba su pipa de kif
en los cafés de pescadores.
Siempre llevaba un sombrero de papel con cinta
negra.
Ahora vive en África, siendo princesa.
Seis meses de mi vida en una bolsa de
plástico.
Masako daba la vuelta al mundo después de que
su marido pasara a otra vida.
Tomaba clases de francés en homenaje al
difunto.
Seis meses con la misma camiseta… desde Nepal.
Hoy ha comprado una nueva y metido la vieja en
una bolsa de plástico.
Masako gira como una mariposa australiana.
Naïma
Cuando dejas un país por motivos políticos te
queda una espina hasta el final de los días.
Eso le ocurrió al padre de Naïma con Argelia.
Llevó su piel a un barrio parisino.
Se casó con una mujer de otra religión.
Ambos tenían hijos de matrimonios anteriores.
Naïma creció con una gran familia
franco-argelina.
En presentaciones sociales nunca dejó de ser
la hija de Argelia.
Sus ojos vivos mantenían la chispa de Oriente…
Iba con su padre todos los años de vacaciones
a Marruecos. Allí fue bendecida por morabitos. Ambos se reconciliaban con sus
ancestros musulmanes.
En el último viaje… compró una casa grande en
un barrio alto de una medina enjalbegada. Plantó una raíz para su hija. Aquella
que arrancó de Argelia.
Naïma se educó en Francia. En apariencia era
una perfecta parisina, pero sus ojos y su alma eran árabes.
La casa como un regalo divino abrió las
puertas a la estancia.
En Africa pasó sus días cuidando de los que vivían
en su memoria… dentro de un altar, con una pareja de gatos.
Naïma
es una espina del planeta Tierra.