Diario
de un nómada (6-3-2013)
Prometo irme a vivir con los nómadas en una “haima”
con una cabra...
¿Por qué? quiero desaparecer
irme de este mundo...
porque mi vida no me gusta
quiero vivir el desapego
no hay nada ni nadie en este momento
que merezca mi atención
quiero desaparecer
por un tiempo hasta encontrarme.
Siempre me he sentido que pertenezco al desierto
una fuerza divina me sujeta por sus dunas
me entierro y crezco como palmera
bebiendo del más adentro
paz infinita en el tiempo...
¿qué es ser nómada? no tener nada
viajar de un lado a otro sin destino
sin camino...
el viaje, el movimiento mueven mis alas
no quiero estar, quiero ser...
quiero ser un verdadero nómada
vivir en una tienda con una cabra
olvidarme del mundo conocido
ser yo y el aire
yo y la duna
yo y la noche
yo y las estrellas
respirar soledad...
ningún compromiso
salvo la propia subsistencia efímera
sin atadura a esta tierra
que cada vez me aleja más del centro
¿dónde está el eje de mi ser?
que en estos momentos es liviano
desaparezco en el borde de la cama escribiendo...
¿Quién soy?
25-5-2014
Soy
nómada.
Un
nómada del Siglo XXI. Un nómada moderno.
Ya
tengo una edad dónde el trabajo se hace muy cuesta arriba.
Nunca
me gustó trabajar para otro. La idea de trabajar para comer no me convence.
Vivimos
en sociedades consumistas, como máquinas tenemos un lugar en la caja de obreros
mal pagados y asfixiados por horarios y prohibiciones.
La
sociedad me ha convertido en nómada. No-mada, que no pertenece a la manada.
Estudie
Bellas Artes. No vivo del arte, prefiero hacer rosquillas.
En
este momento de mi vida, escribir es mi muleta. Si no escribo no puedo
respirar.
Los
relatos cortos ocupan todo mi mundo. Cuando termino uno, me invade un vacio insoportable, hasta que llega el próximo. Con un nuevo cuaderno me embarco en una
travesía de imaginación y fantasía.
Según
Wikipedia “un nómada itinerante es aquél que ofrece sus habilidades de comercio
y arte”.
Existen
850 especies de abejas que se llaman nomadas. No sé si pertenezco a la” nomada
succinta” o a la “texana”.
Un
nómada es aquél que huye de todo asentamiento.
Huye
de sí mismo. Se esconde en otros continentes. Otras lenguas, culturas,
hábitos.
Una vuelta atrás en el
tiempo.
Busca
en el pasado, se rodea de gente mayor que juegan al dominó. Toma café con
churros para celebrar que está vivo.
Un
nómada moderno que busca el anonimato.
Se
sienta en mesas de formíca blanca, espera…la llamada de otro de su especie.
En su
soledad se encuentra a gusto. Está acostumbrado al tránsito.
No
pierde la esperanza…algún día cambiará su suerte.
Encerrado
en su deambular saborea los churros con azúcar.
Mohamed
está aparcando el coche. Pasa por delante sin apenas ver que estoy esperando…
Entra
en Bab Homar ¿qué anda buscando?
Un
nómada no se ata al amor. Es libre, camina solo, sin lastre.
No
entrega el alma, es su única posesión.
Mohamed
ha comprado una camiseta de su equipo de fútbol. Esta tarde irá a ver el
partido a un café. Un rito de iniciación grupal.
Un
nómada se deja llevar por el viento. Cuando el levante amaina, su corazón deja
de palpitar, retoma el pulso.
Es
feliz por el solo hecho de existir…está conectado al latir Universal.
Vive
el presente con una intensidad vital. Respira al unísono con los astros y las
mareas.
Mecido
por el sol y la luna duerme en los ríscos de las playas.
Entre
tumbas de morabito mira el mar.
Se
sienta en un banco del paseo marítimo. Huele a caracoles.
¿Cuántos
barcos piratas llegaron a este puerto?
¿Cuántas
princesas cautivas?
Lo que
más le molesta son las antenas de móviles que perfilan los horizontes urbanos.
Empecé
a ser nómada cuando dejé la casa familiar. Esos primeros años de vida en el
mismo sitio, me dieron las pilas para el nomadismo. De nómada urbano he pasado
a ser un nómada en África. Me muevo como las golondrinas.
El
asentamiento me enferma.
He
tenido dos ciclos de arraigo, Nacimiento y crianza.
Es
curioso mirar atrás y ver como la vida se repite, como las mareas son ciclos
bipolares.
A las
cumbres se llega desde los abismos.
Rechazo
el sistema que me alimenta.
Busco
el desapego de toda fuente de ingresos que no sea la propia naturaleza.
Volver
atrás, abrazar la tierra. En mi caso la arena. Amo el desierto.
Los
rituales llenan mis días. Vivo en un pequeño pueblo de pescadores.
No
poseo nada apenas tres maletas, una piel de cordero y un portátil.
Un
nómada se posee así mismo. El mundo es su hogar.
La
posesión es un lastre. ¿Cuál es la diferencia entre un nómada y un mendigo?
Un
nómada sufre cuando su corazón está enredado.
Mientras
su amante cruza el Atlas, escucha el último concierto de Chavela Vargas.
Espera
lo inesperado…
Se
refugia en su cueva, llenando las horas...
Sólo
la creación hace que su espíritu con fiebre se calme.
Crear
y crear, no parar de producir objetos sin finalidad alguna de economía o de
aplicación.
Para
un nómada cada día es una vida. Se reinventa. Tiene que hacerlo si no se
moriría.
Se
alimenta de sueños.
El
ansia es perfecta para iniciar un nuevo viaje. Se mueve por instinto.
Atado
a sentimientos banales como el amor.
Desorientados
damos tumbos como las gaviotas de ala rota.
Pasa
un cortejo fúnebre por la calle dónde vivo. El muerto entre mantas, cuatro
metros de distancia entre la vida y la muerte nos separan.
La
vida es un regalo. También deseamos que nos regalen poder vivirla.
Hay un
café verde con sillas de plástico rojas, los hombres juegan al dominó por las
mañanas. Me gusta sentarme…ver pasar las carrozas de caballos con hombres de
chilabas y turbantes blancos. El tiempo
pasa, me dejo llevar…las olas me acompañan.
Hoy he
arrojado “Las olas” al mar.
Desayuno
en el Al manssia. Los gatos siguen sus rituales de apareamiento…subsistir.
Se mueven por instinto, no por placer.
Tanta
emoción me llena de lágrimas. Quiero ser un gato negro de ojos verdes.
Junto
a la muralla portuguesa, espero una señal.
Sale
el sol… voy a encontrarme con mi destino.
Malika all Sahara |
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