“El desconocido llegó cuando la estación seca empezaba
a tomar color verde…Su caballo blanco le daba un aire elegante, decian que se
llamaba Rumi”.
Nataly se dejaba llevar por los sueños, en su pequeño mundo
esperaba “some body to love”.
Como en todo principio de año estaba perdida, no sabia donde
colocar la esperanza.
Leía un libro sobre la vida de Rumi, los místicos eran su
pasión. La llevaban a una realidad única, viviendo en carne propia sus
ideologias.
Quería dar amor. Era su máxima para este nuevo año. Así de
claro se lo pedía al Universo.
Vivía en un continente donde las relaciones tenían otro
tinte.
Se preguntaba si podría llegar a convertirse…
Tomaba clases de árabe en una escuela de barrio. Un centro
de afabetización.
Rodeada de madres musulmanas los viernes cantaba los salmos
del Corán.
¿Podría por amor ser musulmana? Era una pregunta que se
hacía últimamente.
El profesor de árabe dice que Dios te elige.
Nataly había nacido en Francia de padres cristianos. No
practicaba ninguna religión.
Pero necesitaba vivir cerca de lo espiritual.
Escapaba del materialismo de las grandes ciudades, buscando
a Dios.
“Rumi, mon amour”, era un libro que la ayudaba a
encontrarse.
Hace veinte años que “El libro de los secretos” de Farid al-din
ATTAR, viaja con ella.
“he cambiado de morada, no de Dios” ATTAR.
“si ver no puedo al amado, mis ojos de nada sirven”
ATTAR.
Si todo está escrito que andamos buscando por las esquinas…
Nataly tenía muchas preguntas. Decidió tomar un café en la
esquina más bulliciosa del pequeño pueblo donde vivía. Era sábado la medina se
habría a los visitantes.
Todos pasean movidos por la inercia de su destino. ¿Dónde
están las almas gemelas?
Hoy había concierto en el pequeño café del puerto. Nataly le
gustaba cantar y dar palmas con esos ritmos tán familiares. Hacía frio, no
apetecía sentarse, aunque el recuerdo de la música la llamaba…
Estaba huyendo de sí misma. Como gaviota paseaba por todas
las costas.
Si, tenía un nido lleno de sueños.
Una sola realidad, una cultura. Le gustaba esta sociedad
porque tenían creencias espirituales y estaban más cerca de Dios.
Así entendia el fluir
de los días.
Nataly se dejaba llevar por los efluvios del desapego para
encontrar un samurai con la fragilidad de una mariposa.
“Roh al mutamarida” Era un alma rebelde.
Un dia puede ser una vida…la libertad del instante, errar
como derviche.
Tenía una casa… un hueco donde albergar.
Como los pájaros que hacen un nido. Nataly ataba cañas en su
terraza. Juntaba plantas, conchas, piedras. Objetos efímeros para llenar su
existencia.
Alma creativa, las cosas giran a su alrededor conectandola
con el Cosmos.
Un derviche que baila…haciendo de su vida una danza.
Vestida de colores vivos, elegante, bella, entra en el dia
soleado.
Vive el momento… un aquí y ahora de una sociedad anclada en
el tiempo.
Sus vestidos la llevan a la India, su pulsera al África
negra y su alma se asienta en el Norte.
Nataly vive en una filarmonica de emociones.
La luna estaba creciente. Sería la tercera desde su última
muerte.
Desde que contaba su vida por lunas, los dias eran más
intensos…
Estaba muy despierta, más joven, su energia era de
renacimiento.
Se alejaba de la muerte enterrando las heridas.
Era feliz en su pequeño mundo, observando la luna crecer al
tiempo que su confianza.
Compró unos utensilios para cardar la lana. Llegaron a sus
manos… a su debido tiempo.
El último momento del sol lleva siempre una tristeza.
La playa estaba tranquila, una mujer recogía cristales, unos
enamorados miraban el ocaso.
Nataly estaba vacia…su alma errante llena de soledad.
“Todo era mágico.
Existe un espacio donde tu centro se coloca.
Una salida al mar entre el rojo y el verde.
Una brisa cálida llena de amor.
Un vacio algodonado lleno de vacio.
Un horizonte perlado.
Hay tanto amor...”
Nataly se instala en el mismo sitio que ayer con las olas.
¿Qué ha cambiado?
¿Por qué tantas preguntas?
Manos a la obra.
Nataly hace una mayonesa como le enseñó su madre.
Media hora para unir
la yema del huevo al aceíte dando círculos concéntricos en el mismo sentido
para que no se corte. Añadió ajo y perejil. Coció unas pequeñas patatas blancas
y las aderezó con este alioli.
Exquisito manjar.
Quería leer los poemas de amor de Rumi. Hizo una copia en su
ordenador. Estaba pletórica, caminaba por las calles dando gracias con una
sonrrisa.
Al abrir una de las páginas se encontró con un óvalo azul
con la palabra HOME.
Dos cosas la hacían feliz, leer a Rumi y entender el
alfabeto árabe.
“Love
is from the infinite and will remain until eternity” RUMI.
Esta tercera luna bailarían juntos.
Rumi dice que hay una ventana de corazón a corazón.
Nataly
tenía una torre.
“Open
the love window. The moon won’t use the door, only the window” RUMI.
Un día de lluvia fina e intensa.
Nataly se ocupa de su aseo personal. Henna en el pelo,
aceítes y arcilla verde.
Baila y se recrea.
Llena de entusiasmo vive como si fuera una adolescente.
Tres lunas de vida.
¿Dónde está la felicidad?
“La via”
“Mi parte se ocupa de una parte de mi parte, y mi todo
aspira al Todo de mi todo” Mansur Hallay.
“La folie hereuxe”
Locura feliz, así se podría definir lo que Nataly vivía.
La luna estaba casi llena y una aliniación de cinco planetas
presente.
Le gustaba mirar el cielo. Esa dimensión, infinita, lejana y
cambiante.
Las estrellas, maestros de la historia. Día y noche.Sol y
luna. Blanco y negro. Hombre y mujer.
Alternándo en una danza Universal.
Lala Rahma era su playa.
El mar estaba bajo
dejando tanta arena que los jóvenes jugaban al futbool.
Puestas de sol con la luna llena.
Hay momentos que la sensación de presente es tan presente
que sientes mareo.
Un presente que nos llena de amor. Sin conexión vamos al
infinito. La espera…
Quería saber más de otros mundos, vidas, sabores, colores.
¿Dónde habita mi dolor?
Algodón en campos sembrados de amapolas.
Saliva que envuelve mi cuerpo de alas de mariposa.
Fustración dentro de una caja de plástico. Pájaro azul.
Vuela…
¿Dónde duermes princesa?
Planetas alineados. Sombra y penumbra.
Esta luna llena le ha traido la melancolía…
Una melancolía extraña. Nataly camina sola. Camina para
encontarse.
¿Qué es estar perdido? Una soledad en un mundo acompañado.
Es una barca solitaria, azul y blanca.
La soledad está dentro de su caja de cartón.
Peleaba con su destino, quería hacer tantas cosas que no
hacía ninguna, el presente la invadía.
Solo la música amansa las almas rebeldes.
A veces tu camino se deshace en trocitos.
Un té como antídoto
al abandono.
¿Cómo dejamos las costumbres?
Se dejaba arrastrar por las calles de la ciudad con su
melancolía.
Poco a poco las luces de las tiendas iban apagándose y la
noche cogía un color propio.
Los hombres con chilabas de invierno se arremolinaban como
seres de viento.
El mundo masculino de la noche tenía imán…
Como extrangera, al margen de costumbres era alma libre. Mimetizada.
Destinada al olvido.
Efímera como la
lluvia.
Su ideología, una mirada de tacto etéreo entre los abismos
de la memoria desplazada.
Las almas rebeldes siempre tenían contradicciones. Dos
lados, dos caminos…
Un destino
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