El pasar de las escobas de las mujeres que cada día barren las calles de la
medina antigua.
El batir de las olas contra la muralla
portuguesa.
El clamor de los niños al salir de la escuela.
Palabras de agradecimiento por sentarme en el
quicio de una puerta que no es la mía.
El caminar lento de una chica que mira sus
pasos.
El ondear de una bandera con estrella verde al
viento.
Los almuédanos llamando a la oración.
El gallo de las cinco de la mañana.
Los pescadores de Bab Homar ofreciendo las
capturas del día.
Los chiringuitos del paseo del mar con sus
puestos de comidas varias.
Todos
son los sonidos de la medina dónde habito.
Princesas con harapos de rizos rubios.
Aquí en
esta medina quiero enraizarme…
Olvidaba los cantos en las mezquitas las
noches de ramadán.
La anciana judía me dijo que somos nosotros
quienes creamos nuestro destino. Yo me dejo llevar…
Los viernes se oye el silencio, solo la
llamada a la oración asoma…intensa.
Hoy me
cambio de casa, he perdido la cuenta de tantas casas sin hogar.