Sentada en el café de Tánger dónde te vi por
última vez…contengo las lágrimas. Tanta es la
emoción que me invade…Hace un mes que trabajo el desapego de tu amor que tanto
me duele. Por alguna razón del destino estoy sentada en la misma mesa… Veníamos de Tetuán,
entonces no sabía que sería nuestro último encuentro. Un mes más tarde intento
no pensarte, que no me duelas. He
borrado los teléfonos, direcciones, las tentaciones de llamar o escribir
encarceladas.
Pero hoy aquí estoy reprimiendo las lágrimas
como una idiota en esta esquina de este nuestro último café. Es viernes, los
hombres con chilabas blancas me calman el corazón. Voy vestida de azul índigo, estoy muy
guapa. Por alguna razón te siento tan cerca. Sé que no me vas a llamar, eres
orgulloso. Y además no estás enamorado de mí. Tu corazón no te arrastra a los
abismos del amor. A mí por el contrario no me deja en paz, me lleva como un río caudaloso hacia el mar.
Este café me gusta aquí observas la vida como
en un balcón del tiempo. Todo pasa
por tu lado…La Pensión Amar me recuerda que todavía te quiero. Mi cabeza te separa de mi corazón… ¿cómo puedo pararlo?
Tú llorabas en Ítaca por tu amor, yo lo hago
en este pequeño café frente al cine Vox.
Me imagino que subes por esta calle… me
encuentras… sería un milagro. La última vez que estuve aquí sentada
hice una foto a mi futuro. “La vache qui rit” nos espera.
Ayer pedía en la puesta de sol que vinieras a
buscarme. Hoy pido lo mismo. Si cruzas
el estrecho ven a mí. Aquí estoy en las callejuelas de Tánger esperándote…
Hoy lloro de recordarte, sentirte,
desearte. Me duele sí, me duele. Pero soy feliz de sufrir por amor. Si
no sufres de amor, no amas.
Dejo
parte de mi alma en esta mesa que espero recojas si vienes al otro lado. Cuando
pases por la Pensión Amar, mis lágrimas bañarán tu alma.
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