El anarquiste
Clementine se casó a los diez y nueve años.
A los veinte y tres tenía tres hijos, cuando su marido naufragó.
Nació en Sicilia, junto al amor de su vida.
Pasaron juntos la infancia y la adolescencia, no pudieron casarse.
Clementine era una viuda muy guapa cuando su madre la casó con mi padre “el anarquista”.
Emigraron a Francia no soportaban las dictaduras. Tenían cinco hijos de anteriores matrimonios y mi hermana. Yo nací en Paris. Éramos siete.
Tras cincuenta años “el amor de su vida” encontró a mi madre.
“El anarquista” les dejó vivir su pequeño paraíso…
Clementine me ha enseñado que el amor es dulce e intenso como el olor de la guayaba.
A ritmo de “regée” me siento a tomar mi café con leche en el jardín de mi enamorado.
Vivo mi paraíso con la gata negra y el árbol de guayaba…
Doy gracias “al anarquista” que me dio la vida y a mi amor…
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