Pertrechadas tras las tarbeas, las princesas esperaban su destino.
Llevaban tiempo escondidas, hambrientas, soñando con alubias
y pollo con verduras.
Tenían miedo de la licantropía de los hombres.
Hacía tiempo que vivían en un paraíso propio.
Era hora de encontrarse con el mundo. Saldrían juntas eso
estaba claro.
Almas gemelas. Hicieron un hatillo con sus cosas y empezaron
el viaje.
Entraron a comer en un restaurante de carretera, tomaron
alubias y pollo con verduras.
Tantas veces soñado.
Les sirvieron una bebida roja y sabrosa que entraba fácil en
sus estómagos, sobre todo en sus cabezas.
La risa llegó como un
huracán a sus cuerpos. Reían sin parar.
Felices de haber dejado el paraíso se retiraron a dormir su
borrachera.
Soñando que se las comía el lobo, vivieron su licantropía.
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