sábado, 31 de enero de 2015

La casa de los eucaliptus





No era solo una casa, sino un proyecto de vida.
Alicia compró un trozo de tierra en un bosque de eucaliptus. Quería vivir un  sueño.
Hizo una casa con barro y botellas de cristal coloreadas.
Toda su energía en cuarenta metros cuadrados.
Su amor por la vida se balanceaba entre eucaliptus y cañas.
Compartía el espacio natural con Amín, no eran novios solo socios.
El lugar tenía magia.
Los árboles hablaban con el viento, moviendo sus ramas como bailarinas dejaban su esencia sanadora.
“Un mundo pletórico de presente” Vargas Llosa.




Had el Gharbia
Entre mimosas y sillas de plástico rotas de tanta existencia, espero…
El humo de las sardinas corre entre las mujeres del campo con sus sombreros de paja.
Dos niños camareros sirven las mesas de manteles floreados.
El té a la menta tiene aroma de jazmín.
Todos compran escobas de retama, barren solas, son brujas.





The curry meal
Lara corría de esquina en esquina, los invitados estaban a punto de llegar.
Había preparado la noche anterior un curry de cabra.
De forma ancestral encontró  una cabra en el mercado del domingo.
Estaba nerviosa era su primera comida en su futura casa de barro.
Mañana volvería a su isla donde había pasado los últimos cuarenta años de su vida.
“En un mundo lleno de escombro y basura, las mujeres pueden encontrar cristales para crear joyas.”
Lara había comprado arroz, cebolletas y tomillo. El curry cabra estaba en su punto.
“Existencia… un frenesí.”
Lara colocó el curry en un” Tupperware.”
La casa esperaba…
El tiempo se detenía…
Los ánimos bailarían con el curry…
“Cántico de un alma libre” Adriano.




La reputación
¿Qué nos hace respetables?
¿Nuestros actos o nuestra apariencia?
Los actos…
El qué dirán siempre ha sido importante.
 Lo que ven de nuestras almas, apenas les informa de nuestras vidas.
A veces la soledad es la mejor compañía.
Me pregunto ¿Cuál es el tiempo de estar, de ir, de ser?
Solo soy lo que fui.
Apenas una mota de polvo en este Universo.
Soy aquello que siempre quise ser…viento, arena, hormiga, ola, amor.
Voy recogiendo mi vida en hojas de papel cuadriculado. Y me pregunto ¿Por qué?
Estaba sentado con su chilaba de invierno en la tumba del puerto, el sol se iba, él leía el Corán.
“We wrotte the rutine of the art.”

lunes, 19 de enero de 2015

La casa de los gatos II



Está sola… ¿Cómo llenar la maleta de ilusiones?
Despertar…
Un andar despacio por el destino. Ser…
Buscar respuestas…
Reina viaja al otro lado dejando atrás la historia.
Camina por las orillas de Iberia con el susurro de un adiós en cada paso.
A lo lejos otro continente África…se acerca un barco amalgamado de gaviotas.
Adiós  Iberia.
Reina vuelve a abandonar al hijo, atormentada.
Los catorce kilómetros del Estrecho servían de estocada a su maternidad.
Matar a la madre para encontrarse con el ser.
“Trato de recorrer nuevamente mi vida en busca de su plan” Marguerite Yourcenar.
 
Tanta emoción  llevó a Reina al colapso. Un esguince en el tobillo la dejó postrada en la cama.
De repente se dio cuenta que no era un gato. Era humana.
Atendida por las amigas se sentía querida. Entendía la idea…humanidad.
La casa de los gatos se disolvía. Se alejaba del rincón de los sueños… sujeta por la realidad.
Sentada en la escalera de los humanos tendría que sujetar su alma felina.
Un mundo lleno de amistad.                                                                                                                       
    Agradecida pasaba las horas. El tiempo evaporado. La ilusión suspendida.
La habitación blanca de cuatro camas se convirtió en su tabernáculo.
Un plato con una estrella y dos cuadros de paisaje marino…su despertar.
Cuatro paredes eran todo su universo. Las risas de la calle su música.
Por las tardes venían las mujeres a tomar café.   
             Había una energía espléndida en la habitación sanadora.
¿La magia, el mal de ojo, los celos, podrían provocar un esguince?
Reina creía en la magia. Su ideología ancestral  era su instinto.
Un mal de ojo sólo era una mirada de resentimiento por celos o envidias.
¿Esa energía en ebullición podía provocar catástrofes?
Si, la magia existe…
 África era mágica porque aún existía la magia.
 

miércoles, 14 de enero de 2015

La casa de los gatos




“Dos damas abandonadas, cada una en su ventana”
Había muchos gatos en la casa de enfrente.                                                                                             Las ventanas verdes daban aposento a todos los felinos del barrio que entraban con facilidad por sus ventanas. El cuarto de la izquierda servía de “toilette” y el de la derecha de “estar”. Eran libres no pagaban alquiler.                                                                                                                                                   Allí se refugiaban, como cualquier animal que necesita un techo
La casa de los gatos respiraba un romanticismo antiguo.                                                                         Tres ventanas testigos de la historia.
Reina escapaba de un destino encadenado a una condena.                                                                           Se escondía de la existencia sin saber que todo vuelve.                                                                           Huye de la responsabilidad, siendo juzgada.
Mala madre y esposa cuando se embarca en otra historia. Dejando lo atávico.
Si es duro soportar la culpa, peor es la condena.
Sólo le quedaba el consuelo divino. Pedía a Dios por los que dejó atrás. También por ella.



¿Cómo Reina alimentaba su vida?                                                                                                               Con ilusión, dejando atrás todo resto de pasado.                                                                                         Principio de año había que colocar las emociones.
Una “baisara” en el café de siempre, pensó que la ayudaría. “Saha” “Bismialla”
Pequeños rituales aprehendidos.
Vivía en la casa de los gatos que a causa del abandono la habían ocupado esos seres peludos y con bigotes.                                                                                                                                                       Se instaló en el piso de arriba. Los gatos entraban y salían por las ventanas a su antojo.
Reina dejaba su presencia humana para ser más animal.                                                                              Estaba decepcionada del mundo de los hombres, sólo el espíritu la interesaba.
“Asma quería ser madre. Nos dirigimos al barrio de Lala Rahma, la Santa.                                                En el extremo que conecta con el mar hay un agujero abierto al mundo.                                                   Una cueva de fecundación.  

Allí las mujeres mojan su cuerpo con agua del mar y piden a Dios un embarazo.                                         Asma tuvo su encuentro. Nosotras nuestro parto”.
Cuando  Reina supo de esta historia, en su cuerpo surgió la algarabía.
“El prisma del niño”. Quería ser madre.
Pensaba en su hijo que dejó al otro lado.                                                                                                     Como en un despertar llegaron las noticias, “estaba vivo”.                                                                  Recibió una solicitud de amistad.




Su hijo la llamaba, Reina ponía distancia.                                                                                                  Un perdón, un lo siento, un te quiero, gracias…habían conseguido acercarlos.
Reina viajaba por el mundo animal, arrastrada por su instinto.
Sólo el hilo de la conciencia...                                                                                                                      Mientras su instinto la mantenía viva protegiéndola de los infiernos, miraba la sombra de los albatros en la playa.
¿Aceptaría la solicitud de amistad?
Los cuervos de la torre portuguesa hablaban en la puerta del mar.
Sidi Taib
Como una cabra entre basuras se despedía.
Besaba a la niña.
Un mar lleno de olas y un sol naranja a sus pies. Se reflejaba en los acantilados.
Reina cruzaba el estrecho camino del espejo.
Baraka







En el aeropuerto sentía que ya no pertenecía al mundo civilizado.
Ropas nuevas, consumo de grandes marcas.
Ahora era del  mundo de la chilaba.
Ropas  anchas y cómodas vestían su alma.
Su ritmo ya no era el  mismo que el de los demás…
Reina volaba dejando atrás un continente.
Mirar el “Oued al Kebir” la llenaba de alegría. El rio grande la seducía, rodeado de rectángulos en colores verdes y ocres.                                                                                                                                        Una gran obra de la naturaleza…serpiente hasta encontrarse con Sevilla.
Reina llora no puede ver la Giralda…
By, by  amor.  Adios rio grande.
Reina se sentía desbordada por la modernidad.
El consumo exigía un precio muy alto, la amargura.
Acostumbrada a los saludos amables que cada día la despertaban en ese pequeño pueblo del continente Africano. Sentía la frustración de estos seres encadenados a los objetos.
Reina sabía que no volvería, este sería el último viaje al otro lado.




Había venido a buscar su furgoneta, con ella pensaba ganarse la vida.                                                            Su única posesión, aún así la quería vender.
Cada vez estaba más cerca de cumplir su sueño…vivir en el desierto entre paredes de barro.
Su vida como alas de mariposa.
Volvería a encontrarse con los elementos, abandonando las máquinas.
Con diez y ocho años se fue a vivir a Paris. Fascinada por un mundo moderno lleno de objetos maravillosos. No le importaba comer  una “baguet con foigras” todos los días mientras disfrutaba de los escaparates.
Reina había vivido en ciudades grandes la mitad de su vida.
Ahora la asfixiaba la modernidad y el continuo uso de las máquinas.
Esto era un coste excesivo para una criatura que quería vivir como un felino.
Había nacido en Madrid, todavía recuerda como jugaba en las calles a policías y ladrones.
El pasar de los tranvías dio paso a una ciudad llena de materialismo.
Se despedía para siempre, nunca dejaría “el tercer mundo”.
Si Dios lo quiere.
Mañana volvería al sur…
Aldea Quintana, allí era su cita con una amiga que la llevaría a pasear por Córdoba.
Reina viajaba por el mundo de los sueños creando fantasías que la alimentaban.
“La responsabilidad heredada era peor que la adquirida”.
Leona Ibérica, ¿estoica o espartana?
Hesperia.
En estos valles llenos de olivos sagrados donde se sienten las mélides o ninfas de frutales viajando como mariposas, desde Iberia hasta el Atlas.
Écija… jardín de manzanas doradas para la inmortalidad.
Aparca el coche debajo de un naranjo amargo. Guiada por las torres llega al Salón donde se encuentra a la amazona herida.
Palacios de ensueño refugio de concubinas. Barrios de gitanos con fuego.
Iglesias barrocas. Antigüedades llenas de misterio.





Dos lados, blanco y negro.
Estancados sin ver los obstáculos, almas oscuras dentro de peceras turbias.
Entrañables momentos de amor escondidos…
Soy sirena de mares azules buscando tu piel cetrina.                                                                              Llámame, tu risa será mi aliento.
Desde la atalaya te veo transparente movido por el viento.                                                                       Eres polvo seco de camino incierto.                                                                                                       Tórtolos perdidos en arenas de desierto.                                                                                        Destrozados por dentro.                                                                                                                                                                  A veces te siento en tu caminar.                                                                                                                 Te entierro…
Reina deja sus miedos y vuelve al origen.
Cientos de gaviotas vienen al rio grande.
 “Alrededor de tu piel ato y desato mi vida” Miguel Hernández.
Reina entierra su pasado en los campos de Al bolafia…buena suerte.
Brandadas de pájaros en forma de corazones.
Son las golondrinas…