Sarah cansada de esperar decide viajar a Mauritania.
Iría a finales de año a la ciudad de Chingueti. Allí rezará, hablará con la arena, se vestirá
con melfas…empapada de historia besará a Emir. Así será. Inchaalla.
A la mañana siguiente toda la vida de Sarah toma un color
diferente.
Faltaban varios meses para el viaje, pero la excitación era
inminente.
Tomará la ruta de la esperanza…para besar la tierra de
Chingueti (Bilad Shingit)
Tanta emoción…
Había conocido a Emir a través de las historias de
Samuel. Ahora tendría la oportunidad de sentirlo
a través de su propia piel.
Chingueti desaparece
entre arenas y viento pero la historia se queda como las conchas en tierras
donde antes hubo mar.
Un viaje es un renacer.
Mauritania su primer encuentro con África negra.
Una franja
llena de Islam e índigo.
Sarah tenía una cita con su Emir.
“Mayestático avance del día” V. W.
El hombre que vende los garbanzos cocidos en cucuruchos de
papel alteró la estancia…todos corrían a
comprar el exquisito manjar.
En la noche los cantos de una boda acunan a Sarah.
Por la mañana fue al café de siempre, compró esos churros
que venden en la esquina en cucuruchos de papel y dio los buenos días a los
jugadores de dominó. Como
Emir pasaba sus días con rituales
sencillos.
La muerte un pasar sin rastro. Su proyecto viajar a Mauritania.
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