Cuanto más deseaba partir, más raíz tenia.
Alquiló una casa muy rota. Un nuevo contacto con la tierra. Después de pasar
dos años en una cama, el trabajo físico la curaba. Volvía a
sentirse viva.
La casa la sujeta.
Hacía veinte años que una mujer murió de parto
en el piso de abajo. Los primeros días
que durmió en la casa, tuvo pesadillas.
Le despertó el ruido como de un animal herido que hacia ella misma. Tuvo este
sueño dos veces. Ahora ya sabe quien gritaba. Siente a la madre tiene que
ayudarla a seguir su camino. Está
construyendo un templo para enterrarla.
Se entretenía en la construcción de un nido
físico. A la vez que daba rienda suelta a la imaginación en su novela.
Todos los días como en un ritual, recogía
piedras de colores en la playa que pegaba con cemento en el suelo de la
terraza.
Una raíz la sujetaba a esta casa rota de
ladrillo visto. Era el barco dónde guardaba sus tesoros. Lleva su estigma. Un lienzo en blanco.
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