martes, 16 de diciembre de 2014

Deseo




Tenía palpitaciones...
Basta que te prohíbas algo para que empieces a desearlo.
Vuelven los niños del colegio.
Quiero ir al desierto, perderme  para encontrarme.
Hoy es viernes, los hombres han sacado sus chilabas blancas, día de oración.
Día de blanco pensar, solo pienso en el desierto.
Quiero ir allí, ver sus palmeras, su arena, olerlo.
Quiero estar con las estrellas.
Quiero, quiero, quiero.
Sujeta el alma de los perdidos.
Ayúdalos a encontrar el camino.
Quiero ser. 



A veces te castigas con rituales absurdos.                                                                                             Como por ejemplo, un desayuno con churros llenos de aceite, un café amargo con cuatro terrones de azúcar, en una terraza dónde sopla el levante.
Te dices hoy es el último café. Quieres salir corriendo, tu cuerpo está incomodo, necesita ir al lavabo. Por supuesto el de tu casa es el mejor, pero estás en la calle y te dices ojala me hubiera quedado en casa…
Al rato descubres que no estás solo, hay una gata preñada a tu lado que es feliz.
Te cruzas de brazos y te tomas el café muy azucarado para anestesiar tu conciencia.
En el mirador todos miramos, los pobres, los ricos, los sabios, los enfermos.
¿Qué miramos



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