“Viajó dentro de una vasija desde el desierto de
Tamanrraset.
Escapaba a un matrimonio concertado con un tío lejano de la
familia de su madre.
Conoció a Santiago en el mercado de los jueves. Iban a casa
del alfarero para vivir su amor entre palmeras y vasijas de barro. Allí fue
donde se les ocurrió la idea. En una vasija fue conducida por caravanas de
dromedarios hasta llegar al mar.
Suspendida sobre las olas llegaría a su destino…los ojos del
Oued al kebir”
Hoy ha llegado la vasija que compré en el último viaje al
desierto, se llama Julieta Tamagrit.
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